lunes, 10 de agosto de 2020

40

Y sí, no todos los años se cumplen 40… cuatro décadas vagando por el mundo, igual que todos, sin saber muy bien por qué o para qué. Sin embargo aquí sigo, gastando mi tiempo, comprando cosas y vendiendo cosas, autos, terrenos, antigüedades, lo que sea, cualquier objeto o servicio que deje ganancia.


Me tocó cumplir la cuarentena en cuarentena, en medio de la pandemia del Covid19. Han cerrado muchos negocios y, supuestamente, han muerto muchas personas también. La apatía que siento por el mundo es tan absoluta que me tiene sin cuidado. Los viejos, más viejos que yo aún, están muy espantados, todo mundo anda con cubre bocas en la calle, las noticias (que no veo mucho, por cierto) llenas de amarillismo. Para mí es sólo un intento más de controlar a las personas a través del miedo en una de sus diez mil variantes. Me tiene sin cuidado. Aquí puedo decirlo sin tapujos, porque nadie lee este blog y espero que nadie lo lea; parafraseando a Fadanelli, me divierte el ver cómo se va todo a la chingada. Cuando muera despertaré en otro lado, como bien decía Calderón de la Barca, y allá también creeré que todo es muy real y me preocuparé por problemas imaginarios. Solipsismo puro.

He perdido una gran cantidad de fotos, notas y demás en el último crash de mi iPhone. Pude respaldar algunas cosas pero perdí bastantes. Me duelen, como siempre que algo así pasa, las fotos con Sofía o Mafer, más que otra cosa. Muchas las compartimos por Whatsapp con la familia, seguro que alguien tendrá algún respaldo. Ya me ha pasado en ocasiones con discos duros portátiles, computadoras y otros dispositivos. En el fondo no importa demasiado, por supuesto, ya que a todo se lo cargará el payaso. Si imprimes un álbum la casa se quema, si lo guardas en digital pasa esto… no importa lo que hagas, Murphy siempre está al acecho y sólo necesita un pequeño resquicio para colarse. Es sólo una preparación para lo inevitable, aprender a dejar ir todo, los recuerdos, las posesiones, absolutamente todo.

Al cumplir los 40 es un buen momento para empezar a prepararse. Si el promedio de vida actual es de 80 años, bueno, estoy a la mitad del camino, en el mejor de los escenarios por supuesto. Ahora todo irá cuesta abajo. Honestamente no pensé llegar a esta edad. Cuando tenía 15 años, un poco más de la edad que ahora tiene Sofía (13), hasta los 20 me parecían lejanos. Creía que iba a morir joven como Rimbaud. Tonterías de adolescente, claro. Pero la verdad es que sí he estado muy cerca de morir en varias ocasiones, sobre todo con el vuelo y los accidentes que he tenido en esa actividad. Ahora sólo vuelo drones. Ni siquiera lo extraño demasiado, pero podría empezar a volar de nuevo en cualquier momento, ahora que Sofi está ya más grande. Sólo me interesaba verla crecer, estar con ella y con Mafer un poco más. Lo he logrado, puedo morir cualquier día y me iré feliz. Pero mientras siga aquí continuaré divirtiéndome, navegando veleros o remando en canoas de venta de garaje, practicando snowboard durante el invierno, construyendo cabañas en el bosque de Arkansas, cualquier cosa es buena para seguir el eterno viaje de aprendizaje en el que me encuentro.

Nada importa y todo importa. Mis pilares siguen siendo los mismos. Ese breve poema que escribí a los 15 años, “yo soy como el río, por el que todo fluye / nada sabe, nada quiere / mas todo lo intuye”, me sigue definiendo por completo. Mi religión sigue siendo también la de aquel otro poema de Pessoa, “yo no creo en Dios, porque nunca lo vi… pero si Dios es las flores y los árboles y la luz de la luna, entonces creo en Él, y mi vida es una eterna oración y una misa, y voy con Él a todas horas”. Sigo leyendo bastante, en otras disciplinas, viendo películas, documentales, viajando y conociendo… pero en el fondo nada ha cambiado, ¿cómo podría cambiar algo?

No tengo ningún motivo para quejarme, gano más dinero que el promedio de la gente trabajando mucho menos, o tal vez no, tal vez trabaje más pero no siento que sea así porque disfruto bastante todo lo que hago. Tengo el bien más valioso del Universo, libertad, tiempo. Yo decido a qué hora trabajar y cuánto trabajar. Puedo irme de vacaciones cuando me plazca. He logrado ser ese “aquel que sobre el mundo vuela, y entiende sin esfuerzo, la lengua de las flores y las cosas mudas” del que hablaba Baudelaire. Puedo arreglar máquinas, autos, electrodomésticos antiguos o programar computadoras, también puedo pintar casas si es necesario, o atender un chat y responder emails como soporte técnico, hacer sitios web y restaurar casas. Puedo hacer cualquier cosa, el mundo es un lugar simple, si estamos en la frecuencia correcta. Si no, el peor infierno imaginable.

Agradezco cada pequeño bocado de la vida, el pastel de tres leches que hizo Mafer para mi cumpleaños y hasta las costillitas BBQ que se le quemaron están muy buenas de sabor. Todo es maravilloso e increíble, he tenido una buena vida y en verdad, cuando deje este mundo, me iré como mis abuelos, siendo un gran pez que hizo lo que quiso cuando quiso, al estilo de Sinatra, a mi manera. Ya no escribo mucho como puede verse en este mismo espacio, porque para escribir hace falta ser un poco o un mucho infeliz, y yo no cumplo ya con ese requisito indispensable de la literatura. No tengo a nadie a quien dirigirme, ni en esta época ni en las que vienen, así que no tiene sentido seguir escribiendo. Fuera de mi familia más cercana, la gente me importa un carajo. No pienso dejarles ningún secreto, todo irá para Sofía. Al final, todos los ríos, lo quieran o no, acaban en el mar.

lunes, 20 de agosto de 2018

El otro lado / The other side

Todos nuestros miedos se reducen a uno solo -me dijo sonriendo-, el miedo a la muerte. Ponemos muchos otros enfrente para ocultarlo, pero al final es sólo eso, miedo a morir, a ya no estar aquí, a abandonar este cuerpo y esta tierra que conocemos. Es nuestro mayor miedo en la vida. Así que cuando dominamos el miedo a la muerte, somos libres. Es esa comprensión del miedo lo que nos hace no tener más miedo. Seguimos hacia adelante, y cuando llegue nuestra hora, estaremos preparados. Porque a estas alturas ya no puedes retroceder, sigues adelante. Es nuestra oportunidad de ser libres. Pienso que por eso estamos aquí, para aprender eso. Es un poco irónico, nacemos para aprender a morir. Al final, todos dejaremos este planeta, o este cuerpo tal como lo conocemos. Pero es en los últimos suspiros de nuestra vida en los que, si somos conscientes, podemos llevar esa conciencia con nosotros y avanzar hacia el próximo viaje.

A veces los guías aparecen en sueños... en otras ocasiones son de carne y hueso, pero igual pueden ser personajes de ficción en los libros o incluso árboles. También les gusta ocultarse entre los animales, la música, los niños y los ancianos. Nunca se sabe, tienes que estar alerta para reconocerlos. Les gusta el disfraz y son maestros en lo que el Don Juan de Castaneda solía llamar desatino controlado, el sutil arte de hacerse pasar por idiota para atraparte. Sólo aquel que puede pasar por estúpido puede hacer estúpido a cualquiera.

Al final lo que importa es tu linaje, a qué clase de guerrero perteneces. Yo sé que he estado cazando búfalos en las praderas de lo que hoy llamamos Oklahoma, hace ya algunas generaciones, entre los nativos americanos, y algo me llama fuertemente de regreso. Sé también que una guerrera de mi linaje, Chonita, mi abuela, acaba de completar exitosamente su transición al otro lado, después de un hermoso desatino controlado de casi cien años en esta tierra.

Contra todas las probabilidades, finalmente lo consiguió y está entera en los linderos de los mundos. Hace poco vino a despedirse de mí, me dijo que ya es hora de partir y no podrá visitarme más. Nos abrazamos, lloramos y nos despedimos. Pero como decía Pessoa, estoy triste y no estoy triste, porque es como tener un pariente esperándote en el gabacho. Sabes que todo será más fácil con esa ayuda de alguien que se adelantó y ya se sabe los trucos del nuevo país. Todo se trata de eso, aprender las mañas y trucos... una vez que logras descifrar el misterio de la esfinge todo es simple y cuesta abajo; desentrañar los misterios del Universo por tu cuenta es muy difícil, vale la pena intentarlo por supuesto, te forja el espíritu y el carácter, pero cuando te encuentras con guías en el camino no hay que desaprovecharlo, es ayuda invaluable para tus batallas.

El otro lado puede ser España, Estados Unidos, Alaska o la muerte. Perder el miedo no es fácil, pero debemos intentarlo para conseguir nuestra libertad. El idioma que se hable no importa, you can be anywhere if you lose your fear.

Toda la obra de Castaneda también hablaba de lo mismo que decía la guía: si somos conscientes, podemos llevar esa conciencia con nosotros y avanzar hacia el próximo viaje. El objetivo último del guerrero es la libertad; cruzar el umbral entero, sin miedo.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Benbrook

Sigue nuestro deambular por el mundo, ahora es USA, Fort Worth, Dallas, Benbrook. Property Tax Lock, Nextdoor, Convecino, Wecleos, ADD, Wetyko, CobInnLNP, QBS, AOT en Darwinex, etc.

jueves, 14 de julio de 2016

Tradingpal

Ahora la aventura se llama Monterrey... Tradingpal.

domingo, 28 de junio de 2015

Apssa

Gran experiencia empresarial, directiva, de trato con la gente, etc.

domingo, 25 de enero de 2015

Los 4 acuerdos

Otro libro de ganga, ahora en La Sauceda, los 4 acuerdos

1. Ser impecable con las palabras
2. No tomarse nada personal
3. No hacer suposiciones
4. Hacer siempre lo máximo posible

Señales, augurios... Des-domesticarse, volverse de nuevo salvaje, wild child, libertad.

Otro Ruiz en la línea de Castaneda, don Juan, los toltecas, etc. Dr. Miguel Ruiz, grata lectura y enseñanzas de aplicación práctica inmediata.

Ganga de los dólares aunado al libro y descubrimiento de un nuevo autor deben ser un buen presagio para lo que se avecina con Andes Financial a partir de mañana... 

lunes, 20 de octubre de 2014

Los Cretinos

Es el título de un libro que conseguí en los remates de $10, de Roald Dahl.

Se trata de un cuento infantil, el autor fue piloto en la segunda guerra, me recordó a Saint-Exupery.

Creo que lo que necesito es precisamente regresar a la simplicidad infantil lo más que pueda. Nada de complicaciones, nada de malicia; ser como un niño, como la naturaleza... 

Simple al extremo y se acabó.