domingo, 27 de abril de 2008

Opiniones

Es curioso ver el mismo patrón en todos y cada uno de los millones de blogs, portales web, periódicos, videos de Youtube, etc. La monótona pasión frenética por manifestarnos, por "opinar" (todos tenemos opiniones.. todos poseemos algo así como la verdad universal), por existir en medio del vasto oceáno de hormigas en que se ha convertido la humanidad (o que siempre ha sido, da igual). Los temas son infinitos, pero la raíz es la misma.. opinar, opinar, opinar. Con buena o mala ortografía, pero opinamos.. pendejadas o grandes verdades, ahí seguimos chingando, levantando la voz aunque nadie nos escuche, es lo de menos.. mejor que pagar un psicólogo no?

Ahora que las barreras se han derrumbado, cuando podemos comunicarnos al instante con quien sea en todo el planeta, descubrimos, tal y como aquel que anhelaba riqueza y una vez conseguida no sabe que demonios hacer con ella, que en realidad poco o nada tenemos para decir, salvo esas "opiniones".. salidas fáciles, pues cualquiera las tiene (y si no las inventa rápidamente). Pongamos un tema, el que sea.. política, religión, publicidad, un libro en específico, el método reproductivo de las ranas venenosas, etc. Partiendo de eso hasta un simio puede hacer lo que yo hago ahora, teclear y teclear a lo imbécil sin decir en el fondo nada.. bla, bla, bla, el internet está lleno de este bla, bla, bla universal, el sonido del universo invadiendo el ciberespacio, que si la migración y las guerras y los problemas económicos; cada loco con su tema se muestra intentando contactar con otros locos de intereses similares.. los creadores de portales para conectar personas "afines" se están haciendo millonarios gracias a esto.

Tal vez simplemente me estoy haciendo viejo, pues la tecnología, a pesar de estar todo el tiempo en contacto con ella (es mi trabajo), me rebasa por completo y no alcanzo a entender buena parte de lo que ocurre en el ciberespacio y otros aspectos de la misma (como los videojuegos por ejemplo). Llegará un punto donde, tal y como les ocurre en estos momentos a las generaciones anteriores, no entenderé un carajo de las nuevas tecnologías y me parecerán incluso absurdas (síntoma infalible de senilidad).

La información que circula a diario por la red es impresionante.. todo está ahí pero nuestra capacidad es limitada, ¿qué es lo que debo tomar? ¿es más importante aprender los fundamentos del mercado Forex o las nuevas técnicas de programación web? ¿buscar nuevos horizontes en los negocios a través de portales como eBay, Mercado Libre o Alibaba? ¿capacitarme en mi carrera de piloto descargando cursos y manuales? ¿leer los periódicos en línea y las nuevas maravillas literarias en ebooks? ¿aprender idiomas? ¿ver pornografía? ¿jugar ajedrez? ¿videos tontos para pasar el rato? Toda cabeza tiene un límite, y creo que yo estoy llegando al de la mía.. hay tantas opiniones en línea, secretos para hacerse millonario, negocios, manuales, oportunidades, programas, enlaces, videos.. me gusta estar aquí, pasar mi vida en línea, ser casi una dirección IP como diría Houellebecq.. pero en el fondo algo me dice que no está bien, que hay un mundo allá afuera; cada vez tolero menos a la gente, cada día que pasa me siento menos humano (no sé si eso resulte bueno o malo, dada mi tendencia a la misantropía).

Así me siento el día de hoy. ¿Será más importante entonces escribir opiniones o sensaciones? Para mí hay una diferencia muy marcada.. la opinión es siempre falsa, parcial, un tanto engreída, patética, brota para "decir algo", para quedar bien con alguien o ganarse unos centavos escribiendo un artículo, como su título mismo dice, "de opinión". Si me pongo a pensar en los autores que me gustan, rara vez emitían opiniones o sentencias totalizadoras, del tipo receta. Asimilaban la confusión eterna en que vivimos y emitían sensaciones, impresiones, momentos.

Cualquiera puede inclinarse hacia el blanco o hacia el negro, además de que el pago por decir tal o cual cosa es casi inmediato. Pocos se regocijan en la infinita gama de tonalidades intermedias sin tomar partido, simplemente describiendo lo que ven, como una pintura o una fotografía (incluso un buen poema). Ese pequeño gran brinco entre el periodista y el poeta es casi imperceptible. Uno afirma y el otro duda.. aquel instruye y este pregunta.. el primero informa y el segundo transmite. Hay una diferencia radical entre ambos, sin que por ello un periodista no pueda ser poeta o viceversa.