Todos nuestros miedos se reducen a uno solo -me dijo sonriendo-, el miedo a la muerte. Ponemos muchos otros enfrente para ocultarlo, pero al final es sólo eso, miedo a morir, a ya no estar aquí, a abandonar este cuerpo y esta tierra que conocemos. Es nuestro mayor miedo en la vida. Así que cuando dominamos el miedo a la muerte, somos libres. Es esa comprensión del miedo lo que nos hace no tener más miedo. Seguimos hacia adelante, y cuando llegue nuestra hora, estaremos preparados. Porque a estas alturas ya no puedes retroceder, sigues adelante. Es nuestra oportunidad de ser libres. Pienso que por eso estamos aquí, para aprender eso. Es un poco irónico, nacemos para aprender a morir. Al final, todos dejaremos este planeta, o este cuerpo tal como lo conocemos. Pero es en los últimos suspiros de nuestra vida en los que, si somos conscientes, podemos llevar esa conciencia con nosotros y avanzar hacia el próximo viaje.
A veces los guías aparecen en sueños... en otras ocasiones son de carne y hueso, pero igual pueden ser personajes de ficción en los libros o incluso árboles. También les gusta ocultarse entre los animales, la música, los niños y los ancianos. Nunca se sabe, tienes que estar alerta para reconocerlos. Les gusta el disfraz y son maestros en lo que el Don Juan de Castaneda solía llamar desatino controlado, el sutil arte de hacerse pasar por idiota para atraparte. Sólo aquel que puede pasar por estúpido puede hacer estúpido a cualquiera.
Al final lo que importa es tu linaje, a qué clase de guerrero perteneces. Yo sé que he estado cazando búfalos en las praderas de lo que hoy llamamos Oklahoma, hace ya algunas generaciones, entre los nativos americanos, y algo me llama fuertemente de regreso. Sé también que una guerrera de mi linaje, Chonita, mi abuela, acaba de completar exitosamente su transición al otro lado, después de un hermoso desatino controlado de casi cien años en esta tierra.
Contra todas las probabilidades, finalmente lo consiguió y está entera en los linderos de los mundos. Hace poco vino a despedirse de mí, me dijo que ya es hora de partir y no podrá visitarme más. Nos abrazamos, lloramos y nos despedimos. Pero como decía Pessoa, estoy triste y no estoy triste, porque es como tener un pariente esperándote en el gabacho. Sabes que todo será más fácil con esa ayuda de alguien que se adelantó y ya se sabe los trucos del nuevo país. Todo se trata de eso, aprender las mañas y trucos... una vez que logras descifrar el misterio de la esfinge todo es simple y cuesta abajo; desentrañar los misterios del Universo por tu cuenta es muy difícil, vale la pena intentarlo por supuesto, te forja el espíritu y el carácter, pero cuando te encuentras con guías en el camino no hay que desaprovecharlo, es ayuda invaluable para tus batallas.
El otro lado puede ser España, Estados Unidos, Alaska o la muerte. Perder el miedo no es fácil, pero debemos intentarlo para conseguir nuestra libertad. El idioma que se hable no importa, you can be anywhere if you lose your fear.
Toda la obra de Castaneda también hablaba de lo mismo que decía la guía: si somos conscientes, podemos llevar esa conciencia con nosotros y avanzar hacia el próximo viaje. El objetivo último del guerrero es la libertad; cruzar el umbral entero, sin miedo.
lunes, 20 de agosto de 2018
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