lunes, 20 de octubre de 2014

Los Cretinos

Es el título de un libro que conseguí en los remates de $10, de Roald Dahl.

Se trata de un cuento infantil, el autor fue piloto en la segunda guerra, me recordó a Saint-Exupery.

Creo que lo que necesito es precisamente regresar a la simplicidad infantil lo más que pueda. Nada de complicaciones, nada de malicia; ser como un niño, como la naturaleza... 

Simple al extremo y se acabó. 

viernes, 17 de octubre de 2014

Espectadores del pantano

Cuesta muchos años y esfuerzo el darse cuenta de que en realidad no tenemos ninguna obligación real en la vida, ni trabajar ni tener hijos ni nada, mucho menos crear una obra artística por más talento que se tenga.

Somos espectadores y no creadores en el teatro del mundo; en la gran película del universo nuestro sitio está claramente definido, el espectáculo ya es lo suficientemente hermoso, no hay más que tomar asiento y disfrutar.

Me encuentro cerca de Málaga, al sur de España. Mis amigos están por despegar en parapente, acabamos de tomar un baño delicioso en un lago, la vida es simple, no se necesita casi nada para sobrevivir.

La música clásica suena en el estéreo de la auto caravana, leo a Houellebecq, El Viaje de Charles Baudelaire... Saber amargo, aquel que del viaje se obtiene...

Casi ha terminado nuestro maratón de 45 días por Europa, después de visitar una decena de países regreso a casa con mis dos mujeres por fin, a mi tierra, con mi familia, la comida mexicana, etc. Tal vez conocí cientos de pueblitos, vivir de esta forma sin duda te fortalece, aprendes a convivir con un grupo de personas, todas diferentes entre sí, en un espacio muy pequeño... A apreciar las cosas simples de la vida.

En general creo que regresaré mucho más fuerte de lo que vine, el que anda mucho ve mucho y sabe mucho. Ya quiero regresar, pero sé que pronto partiré de nuevo, buscando no sé bien qué, pero buscando siempre hasta morir.

Tengo incluso buenas oportunidades de negocio a raíz de este viaje, Mafer y Sofi aprendieron a estar sin mí (nunca nos habíamos separado tanto tiempo), a llevar las riendas del negocio; con todo y los problemas que hubo durante el viaje el saldo creo que es más que positivo, no fueron más que la sal y la pimienta necesarios.

Ahora suena el Canon de Pachelbel, parvadas enormes se posan sobre el pantano del Chorro, donde seguramente acamparemos después de cenar y una partida de poker. La vida es simple.

Paso Sella, Dolomitas

Estoy en Passo Sella, en Dolomitas, Italia. El viaje de vuelo libre está por terminar, tal vez pasemos por Austria de regreso hacia España... es lo de menos, suficientes países hemos visitado ya.

Los paisajes son increíbles, pero como siempre, en el fondo es la misma cosa en todos lados. Diferentes personas, idiomas, climas, etc., la mente se retuerce un poco, pero compartir con otros 6 el viaje en un pequeño espacio como es la auto caravana eso sí fue todo un reto; la convivencia, los olores, costumbres, la lucha de egos, vivir bajo mínimos, una buena experiencia al fin y al cabo.

Me doy cuenta en este viaje que mis directrices básicas siguen siendo las mismas... Yo soy como el río, por el que todo fluye, nada sabe, nada quiere, mas todo lo intuye. 

Tengo unos libros a mi lado (El mapa y el territorio de Houellebecq e Historias de vértigo de Julien Green), una cerveza barata, un trozo de queso gouda, el radio a la escucha para saber si todos despegan y poder bajar al pueblo el cacharro este, mi iPhone y este Ipad donde ahora escribo. 

No creo necesitar mucho más, mi portabilidad, como diría Vila-Matas, cada vez es más absoluta.

Viendo en Facebook las fotos que he publicado del viaje, me preguntaba mi abuela Cuca que si no siento la presencia de un hermoso Dios creador o algo por el estilo. 

La verdad no lo sé, ya no pienso demasiado y eso es una gran ventaja, pero si algo tuviera que pensar seguiría remitiéndome como siempre a Pessoa: Yo no creo en Dios, porque nunca lo he visto... pero si Dios es la nieve que cubre la cima de estas magníficas montañas de roca maciza, las nubes y los ríos de agua cristalina, entonces sí creo en él, y mi vida entera es una oración y voy con él a todas horas. 

¿Y para qué llamarlo Dios entonces? Si él quiere que lo conozca como flores, luz de luna y paisajes hermosos. 

Hablando en términos de Castaneda, cada día que pasa me siento más fuerte, más sólido, más animal... En algún momento mi cabeza dio un giro espeluznante y me convertí, casi sin darme cuenta, en un auténtico guerrero. No temo ya a la muerte ni a la incertidumbre... soy un viajero del infinito y mi único objetivo, como el de cualquier otro guerrero que se precie de serlo, es la libertad total.

Aprendí a buscar mis propios tiranos, algunas veces en los libros y otras en la vida... Voy perdiendo la forma humana, puedo ser esclavo o jefe, ya no me importa, la meta es aprender, viajar, conocer, fortalecerse, obtener habilidades de supervivencia, ser autónomo y eficiente al máximo, pensar y actuar de manera sistemática, pero al mismo tiempo impredecible para los demás... Como en un juego de poker.

La vida es demasiado compleja y demasiado simple al mismo tiempo. La dualidad, la multiplicidad, están en todo. 


martes, 16 de septiembre de 2014

En Suiza...

Algunas madres voladoras de a deveras...

jueves, 4 de septiembre de 2014

sábado, 2 de agosto de 2014

Chanclas y matrimonios

En esta época duran más las chanclas que los matrimonios... MF2

domingo, 20 de julio de 2014

El eterno salto de conciencia...

Brincos cuánticos entre sueño y ¿realidad? A eso se resume la vida...

jueves, 19 de junio de 2014

Día de mulas...

En Cuévano y Pedrones, las cosas siguen igual que en tiempos de Ibargüengoitia.

Los leoneses todavía confunden lo grandioso con lo grandote y los cuevanenses aún se consuelan de sus miserias sintiéndose la Atenas de por aquí.

Si se mira bien, las cosas no tienen por qué cambiar. Los gringos siguen haciendo guerras, los chinos pirateándose todos los artículos imaginables y los mexicanos, pues bueno, ahí estamos. Tal vez seamos la raza que más entiende sobre la faz de la Tierra esta insignificancia nuestra tan implícita, tan absoluta y demoledora. Da lo mismo que se haga esto o aquello.

En algún tiempo fuimos guerreros, dominantes, amos del continente... todos han tenido su momento, ¿y de qué ha servido? Ayer España entregó su corona de campeón en el mundial de la peor manera imaginable, perdiendo de forma estrepitosa sus dos primeros encuentros en el mundial de Brasil. Casualmente ayer también abdicó el Rey Juan Carlos en favor de su hijo Felipe... minucias, coincidencias, naderías.

Hablando en términos donjuanistas -pero del Don Juan de Castaneda, por supuesto-, perder la importancia personal es lo mejor que nos puede suceder a los humanos. Yo he vivido en carne propia el desgaste impresionante que representa el creerse importante y no lo extraño en absoluto. Es cierto que el ego consume la mayor parte de nuestra energía y no nos deja nada disponible para lo que en verdad importa.

Acallar esa vocecita interior, tranquilizarla, domarla... eso que yo llamaba "el yo masturbado", y Castaneda en sus libros denomina "diálogo interior", parar el diálogo interno, dejar de bombardearnos incansablemente con diez mil pendejadas todo el tiempo... chaquetas mentales, dirían algunos; parar esa estupidez sin límites, bien podría ser uno de los objetivos primordiales en la vida de todo hombre, y pocos pueden preciarse de haber alcanzado semejante logro monumental.

Entonces puede uno comenzar a aprender, a escuchar el mundo que nos rodea ya sin tanto revoloteo en la cabeza. Podemos también empezar a reunir poder personal, la expresión de nuestra mirada cambia, nuestros actos se vuelven más fluidos, casi como por arte de magia los acontecimientos de la vida cotidiana se acomodan, y no por esto quiere decir que todo salga bien, al contrario, hay muchos obstáculos en el camino pero nuestra reacción es diferente, ya lo tomamos todo como un reto, como aprendizaje, desafío de conocimiento y temple ante la adversidad, contrario a las reacciones de frustración y derrotismo habituales.

Incluso los sueños cambian, toda la percepción se incrementa. Es posible, literalmente, ver lo que otros no ven. Ya no importa mucho morir o vivir, aprendemos a movernos de manera fluida hasta en los sueños, nos desplazamos con libertad absoluta a sitios inimaginables y ahí seguimos aprendiendo, surgen maestros de la nada, guías, señales; no es necesario interpretar nada, solamente confiar en nuestro poder personal, lo que don Juan y su grupo llamaban "impecabilidad".

Ser un guerrero impecable, que ha perdido su importancia personal y ha logrado acallar esa molesta vocecilla interior, es lo mejor que nos puede suceder a los humanos. En vez de ponerse a discutir si los libros de Castaneda son ficción o realidad, lo cual resulta irrelevante, los mexicanos deberíamos esforzarnos por recuperar esa identidad prehispánica de guerreros impecables, de brujos, hombres de conocimiento.

A mis casi 34 años, es lo mejor que ha podido ocurrirme en la vida. Complementado por mis otras experiencias en actividades de riesgo como el vuelo, negocios, poker, inversión, etc., la filosofía de Castaneda me ha otorgado la calma que necesitaba, el sosiego que nunca logró encontrar Pessoa (tal vez simplemente le faltaron unos pocos años de vida).

lunes, 13 de enero de 2014

Los 7 principios del acecho y algunas notas...

1. Escoger el campo de batalla. No entrar en lucha hasta que se conozca todo sobre el campo.
2. Eliminar todo lo innecesario. Simplicidad al máximo.
3. Estar dispuesto siempre a librar la última batalla, en cualquier momento o lugar. No temer a la muerte.
4. Descansa, olvídate de ti mismo, no tengas miedo a nada. Sólo entonces los poderes que nos guían nos abren el camino y nos auxilian.
5. No te dejes llevar por la corriente. Descansa por un momento, aclara los pensamientos cuando lidies con fuerzas superiores. Ocúpate de otras cosas.
6. Comprime el tiempo. En una batalla por la vida un segundo es una eternidad. No desperdicies ni un solo instante.
7. Jamás dejes ver tu juego, nunca te pongas al frente de nada.

* El desatino controlado no significa embaucar a la gente, significa ejecutar de manera impecable los 7 principios del arte del acecho.

* Aprender a reírse de sí mismo, no tomarse demasiado en serio. Si no tienes miedo de hacer el tonto puedes hacer tonto a cualquiera.

* Desarrollar una paciencia infinita, no tener nunca prisa; capacidad extrema de improvisación.

* Los guerreros solamente tienen una meta: ser libres.