domingo, 31 de mayo de 2009
Los ojos de la muerte
La semana pasada miré a los ojos a la muerte, o tal vez fueron sus ojos quienes me miraron a mí, fríamente, con la vista perdida y un cuerpo deshecho por la gravedad y la impertinencia. Descubrí que no tengo plumas, que no soy un ave y necesito motores para poder volar. La muerte se plantó frente a mí, pude verla claramente cayendo desde el cielo a una velocidad pasmosa. Corrí a encontrarla y la vi, cara a cara, así sin más. No era mi turno, entendí el mensaje, lo interpreté a mi manera, sigo interpretando a mi manera (¿qué más podría hacer?). Pero ella sigue rondando.. los pájaros maricones, de colores vistosos, caen del firmamento por montones.
jueves, 21 de mayo de 2009
Todo es lenguaje
Forex, vuelo, política, meteorología, francés, mandarín.. al final, todo se trata de lenguaje.. decodificar, interpretar.. logos, símbolos, gráficas, señales muy sutiles y todo significa algo, quiere decirnos algo, nos lo grita en la cara, pero ¿qué? No es fácil saberlo.. es fácil y no es fácil, hay que abandonarse, buscar la frecuencia correcta, adentrarse en el lenguaje, tirarnos de cabeza hacia el abismo y seguir intentando captar esas ambiguas pulsaciones.. ciencia, literatura, química, física, biología, todo posee un código encriptado, una jerga particular, y la única manera de entender sigue siendo por completo animal e instintiva: repeticiones, repeticiones y más repeticiones, ensayo y error. En otras palabras, no hay de otra, sólo a punta de chingadazos.
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sábado, 16 de mayo de 2009
El tamaño sí importa
Decía Witold Gombrowicz, me parece que en Ferdydurke, su obra más emblemática, que para congraciarse con un grupo de alumnos que se divertían matando a un ratón en su escuela, él decidió matar una paloma, pero al mostrárselas en vez de obtener aceptación encontró rechazo. Posiblemente en vez de un ratón se trataba de una rana y en lugar de una paloma un gato, no lo recuerdo con exactitud, pero la idea es la misma: el tamaño sí importa. Matar una mosca, una hormiga, un alacrán o una avispa, es aceptado, bien visto, cotidiano. En cambio matar a un perro o a un gato son síntomas inequívocos de crueldad absoluta y despiadada. ¿Por qué? simplemente por el tamaño.
Decía Bolaño en 2666, que a las muertas de Juárez (o de Santa Teresa, como prefieran llamarles) nadie las pelaba, a pesar de ser tantas y haber muerto bajo condiciones tan violentas y salvajes, porque en realidad no pertenecían a la sociedad, eran seres pequeños e insignificantes, bichos obreros de maquiladoras en el norte de México. El asesinato de JFK o Lennon importan porque su tamaño (ante la sociedad al menos, debido a su fama sobre todo) era grande; hasta la fecha continúan los programas televisivos que especulan sobre conspiraciones, asesinos múltiples, etc.
El mismo Bolaño ponía el ejemplo de los barcos que transportaban esclavos desde África hacia Estados Unidos, donde buen porcentaje de "la carga" (es decir, negros) se perdía y nadie decía nada ni pedía que se juzgara al capitán del barco por la muerte de tantos seres humanos en un solo viaje. Sin embargo, el repentino acceso de locura de un habitante de Virginia que mató a su madre era la noticia del momento incluso durante meses enteros, hasta podía llegar a convertirse en leyenda al correr los años. Y todo porque él sí pertenecía a la sociedad, tenía un nombre y apellido, estaba dentro de los muros, en el sistema, etc.. su tamaño importaba, tal vez no tanto como el de otros, pero importaba.
Otro ejemplo claro: mi gata acaba de matar a dos golondrinas de tres que se habían establecido en la cochera para dormir, incluso decapitó a una de ellas. Sentimos pesar, ya que hasta les habíamos sacado fotos, y ahora la que queda parece muy triste (o eso nos imaginamos, tal vez a ella no le importe en absoluto). Dana (la gata) se pasa la vida matando insectos, arrancándoles las patas a los grillos y torturando alacranes o cualquier tipo de bicho; eso no nos parece tan salvaje, supongo que por la misma simple y sencilla razón: el tamaño.
Más ejemplos.. ayer casi nos partimos la madre en la carretera, regresando de Querétaro (por cierto, del funeral de la abuela de Mafer, a propósito de muertes y tamaños.. era una mujer grande y como tal, se le lloró mucho). Una puta vaca de mierda se atravesó en el camino, frente a la planta de Siemens, viniendo por la libre, ya que siempre tomo la desviación hacia Guanajuato en Los Infantes viniendo de Irapuato (¿qué caso tiene pagar la caseta cuando haces prácticamente el mismo tiempo? además ya era de madrugada y no habría tráfico por la libre, que es lo que luego entorpece el recorrido en Las Teresas). En realidad, el camión que traía pegado a la cajuela ya me había puesto de malas varios kilómetros atrás (otro claro ejemplo de que el tamaño sí importa.. seguro que si se tratase de un vocho no me hubiera perturbado tanto), venía muy cansado porque además la noche anterior casi ni dormimos, el viaje de ida, etc., pero bueno, al final se combinaron varios factores: la poca iluminación del lugar, el que a último momento el chofer del camión me haya echado las altas, yo pensé que haciéndomela de pedo, así que volteé por el retrovisor como solemos hacer en ese tipo de casos, pero es muy probable que lo haya hecho para avisarme de la vaca al notar que no reducía la velocidad, o tal vez él mismo no alcanzaba tampoco a divisar del todo bien la silueta de la res, que por cierto no tenía casi manchas blancas, así que se confundía fácilmente con una sombra provocada por los árboles o algo por el estilo. Total que de no ser por Mafer que me gritó ¡cuidado, vacaaaa!, me hubiera estampado con la oscura res (lo que me recuerda al chiste aquel donde al emparejarse un coche con otro en una curva, un conductor le grita al otro ¡animal!; como es de esperarse este último reacciona mentando madres a diestra y siniestra, justo antes de estrellarse con una vaca). En ese mismo tramo, unos kilómetros antes, a la altura de la desviación hacia Cuevas más o menos, hace poco atropellé a una liebre. Salió de pronto, se lampareó con las luces del auto y por más que traté de esquivarla sólo sentí como pasaban las llantas sobre el infortunado animal.. pero hay una diferencia notoria entre arrollar una liebre y una vaca ¿cierto? Adivinaron, sólo por el tamaño, ¿verdad que sí importa?
Decía Bolaño en 2666, que a las muertas de Juárez (o de Santa Teresa, como prefieran llamarles) nadie las pelaba, a pesar de ser tantas y haber muerto bajo condiciones tan violentas y salvajes, porque en realidad no pertenecían a la sociedad, eran seres pequeños e insignificantes, bichos obreros de maquiladoras en el norte de México. El asesinato de JFK o Lennon importan porque su tamaño (ante la sociedad al menos, debido a su fama sobre todo) era grande; hasta la fecha continúan los programas televisivos que especulan sobre conspiraciones, asesinos múltiples, etc.
El mismo Bolaño ponía el ejemplo de los barcos que transportaban esclavos desde África hacia Estados Unidos, donde buen porcentaje de "la carga" (es decir, negros) se perdía y nadie decía nada ni pedía que se juzgara al capitán del barco por la muerte de tantos seres humanos en un solo viaje. Sin embargo, el repentino acceso de locura de un habitante de Virginia que mató a su madre era la noticia del momento incluso durante meses enteros, hasta podía llegar a convertirse en leyenda al correr los años. Y todo porque él sí pertenecía a la sociedad, tenía un nombre y apellido, estaba dentro de los muros, en el sistema, etc.. su tamaño importaba, tal vez no tanto como el de otros, pero importaba.
Otro ejemplo claro: mi gata acaba de matar a dos golondrinas de tres que se habían establecido en la cochera para dormir, incluso decapitó a una de ellas. Sentimos pesar, ya que hasta les habíamos sacado fotos, y ahora la que queda parece muy triste (o eso nos imaginamos, tal vez a ella no le importe en absoluto). Dana (la gata) se pasa la vida matando insectos, arrancándoles las patas a los grillos y torturando alacranes o cualquier tipo de bicho; eso no nos parece tan salvaje, supongo que por la misma simple y sencilla razón: el tamaño.
Más ejemplos.. ayer casi nos partimos la madre en la carretera, regresando de Querétaro (por cierto, del funeral de la abuela de Mafer, a propósito de muertes y tamaños.. era una mujer grande y como tal, se le lloró mucho). Una puta vaca de mierda se atravesó en el camino, frente a la planta de Siemens, viniendo por la libre, ya que siempre tomo la desviación hacia Guanajuato en Los Infantes viniendo de Irapuato (¿qué caso tiene pagar la caseta cuando haces prácticamente el mismo tiempo? además ya era de madrugada y no habría tráfico por la libre, que es lo que luego entorpece el recorrido en Las Teresas). En realidad, el camión que traía pegado a la cajuela ya me había puesto de malas varios kilómetros atrás (otro claro ejemplo de que el tamaño sí importa.. seguro que si se tratase de un vocho no me hubiera perturbado tanto), venía muy cansado porque además la noche anterior casi ni dormimos, el viaje de ida, etc., pero bueno, al final se combinaron varios factores: la poca iluminación del lugar, el que a último momento el chofer del camión me haya echado las altas, yo pensé que haciéndomela de pedo, así que volteé por el retrovisor como solemos hacer en ese tipo de casos, pero es muy probable que lo haya hecho para avisarme de la vaca al notar que no reducía la velocidad, o tal vez él mismo no alcanzaba tampoco a divisar del todo bien la silueta de la res, que por cierto no tenía casi manchas blancas, así que se confundía fácilmente con una sombra provocada por los árboles o algo por el estilo. Total que de no ser por Mafer que me gritó ¡cuidado, vacaaaa!, me hubiera estampado con la oscura res (lo que me recuerda al chiste aquel donde al emparejarse un coche con otro en una curva, un conductor le grita al otro ¡animal!; como es de esperarse este último reacciona mentando madres a diestra y siniestra, justo antes de estrellarse con una vaca). En ese mismo tramo, unos kilómetros antes, a la altura de la desviación hacia Cuevas más o menos, hace poco atropellé a una liebre. Salió de pronto, se lampareó con las luces del auto y por más que traté de esquivarla sólo sentí como pasaban las llantas sobre el infortunado animal.. pero hay una diferencia notoria entre arrollar una liebre y una vaca ¿cierto? Adivinaron, sólo por el tamaño, ¿verdad que sí importa?
lunes, 11 de mayo de 2009
2666
Estoy leyendo la novela póstuma de Roberto Bolaño, 2666. Al igual que en Los Detectives Salvajes, la mayor parte de la acción se centra en México. Todo gira alrededor de las muertas de Cd. Juárez (que en la novela se llama Santa Teresa), a través del típico estilo de Bolaño, con diferentes voces dejándose escuchar constantemente, un auténtico tapiz que se dispara en múltiples direcciones.
Es una buena novela, sin duda, pero lo que más me llama la atención es que Bolaño supo identificar a lo largo de su vida que México, este país donde nací y sobrevivo (hasta ahora), ombligo del mundo, engendro maligno incubador de la influenza porcina, narcotraficantes, políticos corruptos, asesinos, secuestradores, guerreros saca-corazones y antepasados con visiones apocalípticas, precisamente aquí, en la "tierra baldía" de Pedro Páramo, es donde todo ocurre.
Aquí cayó el meteorito que terminó con los dinosaurios y es muy probable que también algo tenga que ver México en el próximo evento de exterminio global. Sin embargo, los habitantes de esta nación olvidada, fantasmagórica y decadente, se mantienen extremadamente tranquilos ante holocaustos, pandemias, guerras, desastres naturales o cualquier otro tipo de catástrofe; como si no nos importara, pues en el fondo sabemos, con la certeza de aquel personaje de Sartre en La Infancia de un Jefe, que la muerte, los asesinatos y violaciones, poco importan en la gran historia del Universo.
Es una buena novela, sin duda, pero lo que más me llama la atención es que Bolaño supo identificar a lo largo de su vida que México, este país donde nací y sobrevivo (hasta ahora), ombligo del mundo, engendro maligno incubador de la influenza porcina, narcotraficantes, políticos corruptos, asesinos, secuestradores, guerreros saca-corazones y antepasados con visiones apocalípticas, precisamente aquí, en la "tierra baldía" de Pedro Páramo, es donde todo ocurre.
Aquí cayó el meteorito que terminó con los dinosaurios y es muy probable que también algo tenga que ver México en el próximo evento de exterminio global. Sin embargo, los habitantes de esta nación olvidada, fantasmagórica y decadente, se mantienen extremadamente tranquilos ante holocaustos, pandemias, guerras, desastres naturales o cualquier otro tipo de catástrofe; como si no nos importara, pues en el fondo sabemos, con la certeza de aquel personaje de Sartre en La Infancia de un Jefe, que la muerte, los asesinatos y violaciones, poco importan en la gran historia del Universo.
sábado, 2 de mayo de 2009
Pandemia
Ahora por si fuera poco somos los nuevos apestados del mundo; a raíz del brote de influenza porcina los mexicanos en el extranjero son tratados aún peor que antes, y dentro del país también se ha desatado un odio hacia los chilangos, debido a que el principal foco de contagio es nada más y nada menos que el defectuoso. La gente se queja, es natural, pero también es natural que haya semejante rechazo, siempre tiene que haber un chivo expiatorio, un pendejo a quien echarle la culpa de los pedos. ¿Qué mejor pendejo que un mexicano para cargarle al muertito? Y entre los mexicanos, ¿podría haber otra alternativa en vez de los chilangos? Hace poco, antes de que surgiera (o se diera a conocer) el brote de influenza, pasamos por el D.F. en el trayecto a Veracruz.. una experiencia frustrante, apestosa y nauseabunda.. policías que te bajan un billete respaldados en leyes absurdas que prácticamente impiden a los fuereños circular incluso en las afueras de la ciudad. ¿Qué podría esperarse de una de las ciudades más grandes del mundo que ni siquiera trata sus aguas negras? Transitar por la capital del país es una de las peores experiencias imaginables para cualquier ser humano (y miren que nací ahí, pero afortunadamente llevo casi toda mi vida fuera de ese marranero putrefacto).
En fin, estamos encerrados en casa, prácticamente en cuarentena por recomendación gubernamental, con la economía (ya de por sí jodida) hecha pedazos.. paranoicos, temerosos, incrédulos. Es una mamada vivir así, mañana me voy a volar y me importa un cacahuate si al mundo se lo lleva el carajo. El planeta crea sus anticuerpos intentando eliminarnos y hace bien, tampoco es la primera vez que pasa.. cuestión de suerte, si nos toca pues ni modo, qué se le va a hacer, de algo habrá que morir.
¿Pandemia? la verdadera pandemia es la estupidez universal en que vivimos, ni siquiera vale demasiado la pena subsistir en medio de asnos (y mucho menos que sean precisamente los peores burros quienes decidan nuestra suerte). Yo me voy a volar mañana y a ver qué pasa, en el fondo, como siempre, me viene valiendo madre. Creo que si a más gente le valiera madre todo, el mundo no estaría tan mal; mucho más peligroso que la mediocridad y la apatía resulta el desenfrenado anhelo de éxito y reconocimiento en el que están inmersos la gran mayoría.
Hay razones de sobra para sospechar del gobierno, pero elucubrar sobre teorías del complot y métodos de control por parte de oscuras órdenes secretas me da una hueva impresionante, como casi todo lo demás. Así que bueno, reitero mis intenciones: vámonos a volar y a ver qué pasa.
En fin, estamos encerrados en casa, prácticamente en cuarentena por recomendación gubernamental, con la economía (ya de por sí jodida) hecha pedazos.. paranoicos, temerosos, incrédulos. Es una mamada vivir así, mañana me voy a volar y me importa un cacahuate si al mundo se lo lleva el carajo. El planeta crea sus anticuerpos intentando eliminarnos y hace bien, tampoco es la primera vez que pasa.. cuestión de suerte, si nos toca pues ni modo, qué se le va a hacer, de algo habrá que morir.
¿Pandemia? la verdadera pandemia es la estupidez universal en que vivimos, ni siquiera vale demasiado la pena subsistir en medio de asnos (y mucho menos que sean precisamente los peores burros quienes decidan nuestra suerte). Yo me voy a volar mañana y a ver qué pasa, en el fondo, como siempre, me viene valiendo madre. Creo que si a más gente le valiera madre todo, el mundo no estaría tan mal; mucho más peligroso que la mediocridad y la apatía resulta el desenfrenado anhelo de éxito y reconocimiento en el que están inmersos la gran mayoría.
Hay razones de sobra para sospechar del gobierno, pero elucubrar sobre teorías del complot y métodos de control por parte de oscuras órdenes secretas me da una hueva impresionante, como casi todo lo demás. Así que bueno, reitero mis intenciones: vámonos a volar y a ver qué pasa.
miércoles, 1 de abril de 2009
Es un alivio..
Han dejado de publicar mi columna semanal en el periódico Correo, supuestamente por una "reestructuración" interna, cambio de imagen, etc., pero coincide esto con el inicio de la temporada electoral, seguro que es pura casualidad. Agustín Galo, el coordinador editorial del periódico, me habló para explicarme la situación y que en próximos meses se comunicaba para reiniciar mi colaboración con el periódico, lo cual dudo muchísimo que ocurra, tanto por ellos como por mí.
Incluso me parece que se habían tardado en censurarme, hice todo lo posible para conseguirlo y finalmente aconteció lo inevitable. Es un verdadero alivio ya no tener que fingir que me interesa la política y la sociedad, reencontrarme con el vagabundeo que tanto alaba Fadanelli, olvidarme de tanta pendejada estúpida pueblerina y concentrarme en lo que realmente me apasiona: divagar, perder el tiempo, tomar caminos que no llevan hacia ninguna parte.
Mi mediocridad es tan absoluta y mis aspiraciones tan limitadas, que me parece sorprendente que aun esto les parezca demasiado a mis congéneres y me lo echen en cara. Lo único que deseo es alejarme, serle fiel a mi profunda misantropía y vagabundear sin prisas por los callejones apestosos de la vida. Observar sin tener la obligación de hablar o dar mi opinión sobre cosas que ni siquiera entiendo (nadie lo hace, pero la mayoría tiene que fingir que sí).
He probado el periodismo y puedo decir, sin temor a equivocarme, que no me gusta en absoluto. Prefiero la libertad de escribir en privado, intentar con lo de siempre, aforismos, cuentos o novela, poco importa. Regresar, siempre regresar a lo básico.
En este deambular eterno, por recomendación de Ricardo Chico, mi casero, hoy fui a dar a la feria del libro que cada año se instala en el edificio de Relaciones Industriales de la UG. Ya no me despiertan la misma pasión que antes los libros, tengo que confesarlo. El otro día en Gandhi incluso salí con las manos vacías, cosa impensable hace algunos años. He leído buena parte de los libros que se exhiben en las estanterías, pero me faltan por leer mil veces más de los que he leído, así que no es en absoluto por erudición que haya perdido el interés en la literatura. Hoy por ejemplo sólo compré algunos libros infantiles para Sofía, mi pequeña hija, y un librito del Príncipe de Ligne editado por Sexto Piso; "Extravíos o mis ideas al vuelo" se llama. Pinta bien el asunto, sobre todo porque son frases sueltas, caóticas, dispersas.. el único tipo de literatura que soy capaz de tolerar por el momento.
Para llegar al centro de la ciudad me interné en lo profundo de los túneles Guanarranchales, escuchando un poco de música y tratando de olvidarme de todo cruzando por dentro esta ciudad que odio y amo simultáneamente (maldito Cuévano hijo de puta). Sirvió para evitar el calor y el viento huracanado que azota a la ciudad por estos días.. y para no verles la jeta a toda esa gama de seres deformes y bestiales que circulan por este pueblucho día tras día, fieles reflejos de mis más terribles pesadillas, retrasados mentales recién salidos del infierno. Así evité también al enjambre de politiquillos de mierda que en temporada electoral brotan como cucharachas, dejándose ver en cada rincón saludando de mano a los transeúntes, grandísimos cabrones.
La competencia agarra a mis clientes, rotulan los autos que antes nos llevaban a nosotros, lanzan nuevas ideas publicitarias y luchan por su pedacito de mercado los muy imbéciles; yo no doy pelea, quédense con todo, les regalo a mis clientes latosos y el "éxito" pueblerino. Para ser congruente con mi misantropía y mi más que arraigada aversión a la gente, he optado por otro tipo de alternativas mucho más eficientes para sobrevivir. Por ejemplo volar, vender pendejada y media por Internet o el mismísimo Forex.
A chingar a su madre todos, lameculos pusilánimes.. ¿ustedes creen que podría escribir esto, que es lo que realmente pienso y siento, en un periodicucho aburrido y vendido como Correo? Me han quitado un gran peso de encima.. en verdad que es un alivio.
Incluso me parece que se habían tardado en censurarme, hice todo lo posible para conseguirlo y finalmente aconteció lo inevitable. Es un verdadero alivio ya no tener que fingir que me interesa la política y la sociedad, reencontrarme con el vagabundeo que tanto alaba Fadanelli, olvidarme de tanta pendejada estúpida pueblerina y concentrarme en lo que realmente me apasiona: divagar, perder el tiempo, tomar caminos que no llevan hacia ninguna parte.
Mi mediocridad es tan absoluta y mis aspiraciones tan limitadas, que me parece sorprendente que aun esto les parezca demasiado a mis congéneres y me lo echen en cara. Lo único que deseo es alejarme, serle fiel a mi profunda misantropía y vagabundear sin prisas por los callejones apestosos de la vida. Observar sin tener la obligación de hablar o dar mi opinión sobre cosas que ni siquiera entiendo (nadie lo hace, pero la mayoría tiene que fingir que sí).
He probado el periodismo y puedo decir, sin temor a equivocarme, que no me gusta en absoluto. Prefiero la libertad de escribir en privado, intentar con lo de siempre, aforismos, cuentos o novela, poco importa. Regresar, siempre regresar a lo básico.
En este deambular eterno, por recomendación de Ricardo Chico, mi casero, hoy fui a dar a la feria del libro que cada año se instala en el edificio de Relaciones Industriales de la UG. Ya no me despiertan la misma pasión que antes los libros, tengo que confesarlo. El otro día en Gandhi incluso salí con las manos vacías, cosa impensable hace algunos años. He leído buena parte de los libros que se exhiben en las estanterías, pero me faltan por leer mil veces más de los que he leído, así que no es en absoluto por erudición que haya perdido el interés en la literatura. Hoy por ejemplo sólo compré algunos libros infantiles para Sofía, mi pequeña hija, y un librito del Príncipe de Ligne editado por Sexto Piso; "Extravíos o mis ideas al vuelo" se llama. Pinta bien el asunto, sobre todo porque son frases sueltas, caóticas, dispersas.. el único tipo de literatura que soy capaz de tolerar por el momento.
Para llegar al centro de la ciudad me interné en lo profundo de los túneles Guanarranchales, escuchando un poco de música y tratando de olvidarme de todo cruzando por dentro esta ciudad que odio y amo simultáneamente (maldito Cuévano hijo de puta). Sirvió para evitar el calor y el viento huracanado que azota a la ciudad por estos días.. y para no verles la jeta a toda esa gama de seres deformes y bestiales que circulan por este pueblucho día tras día, fieles reflejos de mis más terribles pesadillas, retrasados mentales recién salidos del infierno. Así evité también al enjambre de politiquillos de mierda que en temporada electoral brotan como cucharachas, dejándose ver en cada rincón saludando de mano a los transeúntes, grandísimos cabrones.
La competencia agarra a mis clientes, rotulan los autos que antes nos llevaban a nosotros, lanzan nuevas ideas publicitarias y luchan por su pedacito de mercado los muy imbéciles; yo no doy pelea, quédense con todo, les regalo a mis clientes latosos y el "éxito" pueblerino. Para ser congruente con mi misantropía y mi más que arraigada aversión a la gente, he optado por otro tipo de alternativas mucho más eficientes para sobrevivir. Por ejemplo volar, vender pendejada y media por Internet o el mismísimo Forex.
A chingar a su madre todos, lameculos pusilánimes.. ¿ustedes creen que podría escribir esto, que es lo que realmente pienso y siento, en un periodicucho aburrido y vendido como Correo? Me han quitado un gran peso de encima.. en verdad que es un alivio.
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sábado, 28 de marzo de 2009
Estatus
Nuestro gran problema es que, una vez conseguido cierto estatus, comodidades, posición, etc., cuando la rueda de la fortuna que es la vida gira y nos toca estar abajo, no podemos asimilarlo. La gran crisis económica que enfrenta el mundo actual consiste básicamente en eso, se trata de una crisis de lujos; aquel que andaba en bicicleta hoy trae un coche y por supuesto no desea regresar a andar en bici, aunque sea más sano y ecológico.
sábado, 7 de febrero de 2009
El cuervo en La Bufa
He sobrevolado el mundo desde siempre, he sido todo, pterodáctilo y mosquito, águila y luciérnaga. Continúo maravillado por tanta belleza, aunque al mismo tiempo estoy fastidiado ya de todo. No espero nada, no anhelo nada, tan sólo vuelo y observo, planeo sobre las montañas y los valles, me divierto haciendo algunas piruetas para matar el tiempo. ¿Qué otra cosa podría hacer? Floto suavemente desde la nada hacia la nada, siempre al borde del abismo y la explosión de euforia… simultáneamente, como si una de mis alas quisiera volar al norte y la otra al sur. Veo humos a lo lejos, no sé si producto de bombas, fábricas o simples incendios naturales, poco importa. He amado y he degustado cada trozo de animal putrefacto; en palabras de un gran poeta, confieso que he vivido. Pero es tarde ya, oscurece en la noche de los tiempos, y mis alas están cansadas… cansadas y ansiosas de seguir volando, extenuado y rejuvenecido al mismo tiempo. Escucho música a lo lejos, melodías que tranquilizan y perturban mientras continúo flotando sobre el mundo. El anhelo de infinito, la atracción por el vacío… inundan mi cabeza y se diluyen a través de cada resquicio de mi ser; en cada pluma y en cada pensamiento, la contradicción, el todo, me fulmina, me asfixia. ¡Pero que bella puesta de sol allá en el Cubilete!
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