sábado, 11 de agosto de 2007

basura

La vieja es todo lo fea que podría ser un humano. Cojea, tiene la cara deshecha, es casi un duende y por si fuera poco una enorme joroba adorna su espalda. Salgo al balcón y la veo ahí recargada en un cubo de basura, con su perro atado a la correa, viendo pasar a la poca gente que hay en la calle San Martín de los Heros a las 12 de la noche. Suele quedarse así durante horas, volteando a un lado y a otro mientras no pasa nada. Prendo un cigarrillo, la sigo viendo y ella ni siquiera nota mi presencia. Un joven que no tiene tipo de mendigo mete toda la cabeza dentro de otro cubo de basura en la esquina, saca un pedazo de pan y empieza a comerlo mientras sigue caminando por las calles con su mochila en la espalda. ¿Qué me querrá decir todo esto?, me pregunto mientras aviento la colilla del cigarro a la acera. Tal vez no quiera decirme nada.

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