sábado, 11 de agosto de 2007

naturaleza humana I

Hoy aparece publicado en el periódico nuevamente un artículo sobre la designación del hermano del gobernador de Guanajuato, Jaime Oliva, como coordinador de asesores de la Secretaría de Finanzas. Por supuesto nadie intervino para ayudarle a obtener ese puesto en el que gana más de 60 mil pesos mensuales; su currículum lo avala como una persona sumamente capaz -al igual que su taquero analfabestia hermano-, que apenas y terminó la preparatoria (eso no es lo peor, yo tampoco terminé una carrera universitaria, por supuesto) en la Comercial Bancaria de León (escuela para corridos e idiotas), después fue capturista en un banco y finalmente ¡¡¡zapatero!!! Ahora resulta que es la persona idónea para coordinar a los asesores de finanzas en el estado.
La verdad es que no le sorprende a uno demasiado la situación, estamos acostumbrados a que así se manejen las cosas (¿en el país, en el mundo, en el universo?). Y es más, quitando falsedades e hipocresía, me atrevo a decir que la honestidad y la transparencia son anti-naturales. ¿A quién no le gusta ser recomendado por un conocido para tal o cual asunto? El ser humano guarda secretos y opera a través de puertas traseras instintivamente. Por eso también el mundo de la farándula es tan redituable y los paparazzi ganan millones con una sola foto incómoda. ¿Y quién resistiría la tentación de sacar todo lo que pueda mientras se pueda teniendo acceso al poder desde el gobierno? Muy pocos, y yo no me cuento entre ellos francamente, soy 100% corruptible. Por más que busco en mi interior no encuentro eso que llaman “ética personal”; a pesar de que procuro ser lo más honesto posible en todos mis tratos y negocios, siempre está al acecho el delincuente sin escrúpulos que todos llevamos dentro.

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